miércoles, 31 de agosto de 2011

Rumbo al Sur


Llega el día de partir para la Antártida. Por delante quedan casi mil kilómetros de navegación, atravesando una de las zonas marítimas más peligrosas del mundo: el Paso de Drake. No olvidemos que en una de sus orillas está el Cabo de Hornos, de infausta fama para los marineros, que celebraban haberlo sobrepasado poniéndose un anillo en una de sus orejas, como prueba de haber sobrevivido a sus temidas aguas. Pero zarpando de Ushuaia aún quedan unas horas de navegación por el Canal del Beagle antes de asomar la proa a las aguas del Drake.
El Las Palmas en el puerto de Ushuaia
Mi primera bajada comenzó en la tarde del 1 de enero de 2007, después de una entrada de año plagada de anécdotas, que no voy a referir aquí, no es el momento ni el lugar. Solo recordaré que comencé a celebrar el Año Nuevo a las ocho de la tarde del día 31 debido a la diferencia horaria; a esa hora estaba reunida mi familia a más de diez mil kilómetros de distancia. Lo siguiente fue una cena con buena parte de los que serían compañeros de travesía en el buque Las Palmas. La mañana del día 1 estaría dedicada a los preparativos, llevar el equipaje al barco, pillar camastro, y luego los obligado paseos avenida de San Martín arriba y abajo, haciendo tiempo para embarcar y conociendo mejor a los camaradas con los que compartiría unos días en el barco o unas semanas en la Base Juan Carlos I.
Paisaje desde las aguas calmas del Beagle
Debido a que zarpamos al anochecer, en esta primera travesía apenas pude ver nada de los territorios que estábamos atravesando, Argentina al norte, la Isla Grande de Tierra de Fuego, y Chile al sur, la Isla Navarino. En las siguientes ocasiones, tanto de ida como de vuelta, pude recrearme con los paisajes de ambas orillas, bosques a un lado y otro y montañas de nieve y roca, islotes con colonias de cormoranes, y alrededor del barco lobos marinos de un pelo o pingüinos de Magallanes nadando mientras asomaban el cuerpo una y otra vez sobre la superficie del agua. El planeo de algún albatros ojeroso anticipando los que encontraríamos más adelante en el Drake y posados en el agua petreles gigantes que también podríamos ver días después en las Shetland del Sur. Y el pecio del buque biblioteca Logos, que naufragó el 4 de enero de 1988 por un error de navegación y aún asoma su popa herrumbrosa.
El buque biblioteca Logos
Desde el barco también se pueden ver huellas de la presencia humana en estas latitudes. Alguna estancia o caserío con más o menos habitantes, algún destacamento militar, y también Puerto Williams, la localidad chilena que le disputa a Ushuaia el título de ciudad más austral del mundo. No hay duda de que está más al sur que Ushuaia, lo que se pone en cuestión es si es o no ciudad. Es innegable que, como capital de la Provincia Antártica Chilena, Puerto Williams es el asentamiento con carácter administrativo situado más al sur, mientras que el asentamiento humano permanente más austral es Puerto Toro, también en el lado chileno y a orillas de la embocadura atlántica del Beagle.
Un cormorán junto a la proa del Las Palmas
La travesía del Beagle, con sus calmadas aguas, se presta a la contemplación del paisaje y a la observación de la fauna. Es casi una navegación de placer, y de hecho hay algunos pasajeros del Las Palmas a los que solo se les ve en cubierta durante este tramo del viaje. Una vez en el Drake se pierden en los camarotes, porque el Drake es otro cantar, aunque no me puedo quejar de la suerte que he tenido con él hasta ahora.
Asomando la proa en las aguas más agitadas del Drake

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