domingo, 21 de agosto de 2011

Lapataia

Uno de los muchos sitios que merece la pena ver cuando estás en Ushuaia es la Bahía de Lapataia, en el Parque Nacional de la Tierra del Fuego. Este parque representa la parte más austral del bosque andinopatagónico en Argentina, y tiene unas 63000 hectáreas de extensión, de las cuales solo unas 2000 están abiertas al público, con senderos señalizados, zonas de acampada, etc. La parte litoral de este Parque Nacional, en el extremo sur del mismo, la constituyen las bahías de Lapataia y Ensenada, abiertas al Canal del Beagle y situadas unos 10 o 12 kilómetros al oeste de Ushuaia. Precisamente el área que rodea a estas bahías es la zona visitable del parque, que comprende también un extremo del lago Roca. Este lago tiene la mayor parte de su superficie en Chile, ya que, no lo olvidemos, estamos muy cerca de la frontera.
Paisaje de Lapataia
Solo he visitado una vez la bahía de Lapataia, y la estancia fue demasiado corta. Iba acompañado por unos compañeros bastante más veteranos que yo en lides antárticas, y por ello perfectos conocedores de los alrededores de Ushuaia gracias a sus numerosas escalas en la ciudad. Pese a no estar excesivamente interesados en una visita que para ellos era ya casi una rutina, se comportaron como amables y pacientes guías turísticos, pero dar una buena caminata parándose cada poco a ver las plantas era mucho pedir. Me quedé sobre todo con los paisajes en la retina y en la cámara de fotos, paisajes de bosques y montañas nevadas, de islas y canales, de lagos, ríos y turberas.
Farolito chino (Misodendrum sp.) sobre lenga (Nothofagus pumilio)
La flora que se puede contemplar es muy variada, pero pocas especies puedo citar por su nombre. Sin embargo sería imperdonable no mencionar las lengas (Notophagus pumilio), magníficos árboles emparentados con las hayas, que forman buena parte de los bosques que se extienden ante nuestra vista. Muchos ejemplares albergaban en sus ramas a una planta hemiparásita, a la que creo que llaman farolito chino (Misodendrum sp.) y que está emparentada con el muérdago. Su aspecto también recuerda al muérdago porque al igual que él es verde; tiene clorofila para fabricar su alimento, pero en lugar de raíces tiene haustorios que penetran en las ramas del árbol para extraer la savia de que se alimenta.
Río en Lapataia con castorera
En los ríos saltan a la vista las presas construidas por castores, y recuerdas a los simpáticos animales de los documentales de televisión, pero la agradable impresión cambia cuando te enteras que los castores han sido introducidos en Patagonia por el hombre debido a su interés en peletería y que estas presas están afectando muy negativamente a los ecosistemas naturales. De hecho, cuando ves una castorera también ves alrededor multitud de árboles secos, muertos por el anegamiento que causa la presa. El resto de la fauna “de pelo” nos resultó menos evidente, aunque hay que tener en cuenta lo fugaz de la visita. Más visible fue la “de pluma”. Varias especies de pájaros, sobre todo de ambiente acuático, se dejaron ver en el corto espacio de tiempo, pero retengo en la memoria la imagen de aquel pajarito, creo que era una remolinera araucana, que realizaba unos extraños movimientos con las alas mientras cantaba posado sobre el cartel que anunciaba “Bahía Ensenada”, y que me permitió acercarme hasta un par de metros para hacer varias fotos.
Remolinera araucana (Cinclodes patagonicus)
Hay varias posibilidades para llegar a Lapataia desde Ushuaia: excursiones organizadas de las que te pueden informar en el propio hotel u organizarte tú mismo tomando un taxi o autobús. Lo más típico es viajar el “Tren del Fin del Mundo”, que sigue un tramo rehabilitado de una antigua línea férrea que abastecía el viejo penal de Ushuaia. Mis amigos y yo alquilamos un coche. En una tarde realizamos la visita a Lapataia y al día siguiente un recorrido por la Ruta Nacional 3 hasta los lagos Escondido y Fagnano, pasando por el Paso Garibaldi. Para saturarse de paisajes, pero perdiendo un poco los detalles.
Lago Escondido
No me lamento, mereció la pena; pero me prometí regresar solo. Aún no lo he cumplido pero espero hacerlo algún día.

1 comentario:

  1. Pues si, como tú dices, mereció la pena.Espero que puedas hacerlo pronto.Las imágenes son muy bonitas y junto con tus descripciones, parece que lo vivamos.¡Gracias por tus paseos!.Saludos.

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